La imagen de Nuestra Señora del Pino y el templo que la acoge han sido distinguidos con honores tales como el de la coronación canónica de la imagen (1905), su declaración en calidad de Patrona Principal de la Diócesis de Canarias (1914) o la obtención del título de Basílica Menor (1916). Sin embargo, entre las dignidades que ostenta el santuario de la Patrona de Gran Canaria, no se encuentra la de «Real Santuario», tal como se señala en el mentado artículo dedicado a Teror publicado en la Web Wikipedia. Sin duda, el oficio de historiador (nos referimos a aquellos que hemos obtenido nuestra titulación en el ámbito universitario) exige un alto grado de integridad y objetividad. Sin embargo, nuestra labor nos descubre en ocasiones una realidad alejada de esa visión idílica ―o «a medida»― que algunos desearían tener del tiempo pretérito. En todo caso, el historiador está obligado ―o tiene el deber moral ― de mostrar y divulgar el pasado de forma natural y sin complejos. Un pasado que evidentemente tiene muchas luces, pero en el que también hubo muchas sombras. Y todo ello, a riesgo de ser tachado de poco riguroso o acusado de fomentar la provocación y el enfrentamiento. En nuestro caso no buscamos nada de eso, antes al contrario…
A estas alturas se preguntará el lector a qué viene toda esta retahíla. Precisamente lo hacemos para denunciar o llamar la atención sobre esa ansia desmedida por acomodar la realidad ―pasada y presente― a nuestros gustos o preferencias. Desafortunadamente, entre los valores que distinguen a nuestra Basílica del Pino aún no podemos incluir el de «Real Santuario», una dignidad que sólo puede conceder la Casa Real. Ya en una ocasión comentamos que «presumir» de lo que no se tiene es una gran necedad. No obstante, en algo estamos de acuerdo con el autor del artículo, y es que méritos no le faltan a nuestra Patrona y a su templo para poder obtenerlo. Bueno sería que los poderes públicos (civiles y eclesiásticos) aunaran sus esfuerzos para conseguir sumar a los honores y distinciones de la Basílica de Nuestra Señora del Pino, el de «Real Santuario».
Gustavo A. Trujillo Yánez
PARA SABER MÁS:
HERNÁNDEZ JIMÉNEZ, Vicente: «El inicio de un sentir popular», en El Pino. Historia, tradición y espiritualidad canaria. Editorial Prensa Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2002, pp. 33-44.
LIRIA RODRÍGUEZ, Jorge: «La crónica periodística de una tradición», en El Pino. Historia, tradición y espiritualidad canaria. Editorial Prensa Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2002, pp. 477-524
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