Contribución al centenario
de la colocación de la primera piedra de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (1913-2013)
Hace algún tiempo nos topamos con un
curioso (y creemos que poco conocido) documento, relacionado con el promotor de
la iglesia dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, del barrio terorense de los
Arbejales. Nos referimos a don Juan González Hernández, rector de la parroquia
de Teror durante los años 1908 a 1927. Se trata de una petición, fechada el 31
de mayo de 1876, en la que el religioso solicita al alcalde de Las Palmas, el
cráneo de su madre, María de los Reyes Hernández Martín, fallecida cuando éste
aún era un niño. En el mentado documento (que transcribimos a continuación) el
joven don Juan González, argumenta motivos piadosos, para conservar en su poder
los restos de su madre, toda vez que habían sido extraídos del nicho donde
recibían sepultura.
Retrato de don Juan González Hernández, párroco de Teror durante el periodo 1908-1927.
Dicha petición fue aprobada en sesión
ordinaria, el 19 de junio de 1876, en vista de la cual se acordó acceder a lo
solicitado, dando la oportuna orden al administrador del cementerio. Desconocemos
el destino de los restos mortales de la progenitora del párroco. La expresión «conservar
en mi poder» que usa el peticionario, nos podría llevar a pensar (creo que erróneamente) que los guardó
en su propio domicilio. No obstante, lo más probable es que fuesen a reposar en
el cementerio parroquial de Teror. Sea como fuere, el documento al que nos
referimos completa y añade un dato más a la biografía, del que ha pasado a la
historia de Canarias, como el inspirador de un templo (el primero dedicado al Sagrado
Corazón de Jesús, en el archipiélago) que en este presente año ya cumple el
primer centenario de la colocación de su primera piedra.
Gustavo A. Trujillo Yánez
TRANSCRIPCIÓN
DEL DOCUMENTO:
«Sr. Alcalde de Las Palmas:
Don Juan González Hernández, subdiácono,
natural y vecino de esta ciudad, a Usted espone; que deseando, por un motivo
piadoso, conservar en mi poder el cráneo de mi madre (que en paz descanse). Y
habiénsose dicho cráneo estraído del nicho y bajo la custodia del capellán del
cementerio.
Suplica a Usted, se digne dar la orden
oportuna a dicho capellán, a fin de obtener lo que dejo solicitado. Gracia que
no dudo alcanzar de la conocida rectitud de Usted.
Las
Palmas, treinta y uno de mayo, de mil ochocientos setenta y seis».
Muy bueno e insólito escrito, gracias por "revolver" para que no desaparezcan tantas cosas. Saludos
ResponderEliminarA tí por leerme. Un fuerte abrazo amigo
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