La campana de los cuartos, fabricada en 1764, es la campana más antigua de Teror (Autor de la foto: Héctor Vera. Propiedad: Basílica de Ntra. Sra. del Pino, Teror)
Aunque relegadas a un segundo plano, las campanas en sus diversas formas y tipologías forman parte del patrimonio histórico y artístico de cualquier templo o santuario. Como ha señalado acertadamente Josemi Lorenzo Arribas «no hay iglesia sin campanas y, de hecho, uno de los elementos estructurales de aquéllas, la torre o la espadaña, surgió con la única misión de sostenerlas». Asimismo, y hasta tiempos relativamente recientes, los toques de las campanas marcaron la vida cotidiana de nuestros antepasados, informándoles sobre las señales horarias, avisándoles de las convocatorias a los oficios religiosos, fiestas y solemnidades, y exhortándoles a participar en los acontecimientos civiles, lo que hace aún más incomprensible este aparente desinterés. Tal es el caso de la pieza que nos ocupa, de la que apenas existen estudios o referencias.
La llamada campana «pequeña» o de los cuartos está situada sobre el reloj de la iglesia, formando pareja con la campana de las horas[1]. Se trata, además, de la pieza más antigua que conserva la Basílica, pues el resto de idiófonos que contiene la iglesia, y aún los radicados en los recintos sagrados de la Villa mariana[2], fueron fabricados durante los siglos XIX y XX[3]. El paso del tiempo ha desgastado en parte las decoraciones e inscripciones que la campana luce en su superficie, a pesar de lo cual puede leerse el siguiente rótulo: «AVE MARÍA GRATIA PLENA MDCCLXIV», letrero que nos remite al episodio de la Anunciación de María, así como a la fecha de fundición de la pieza, 1764. En cambio, no figuran el lugar de fabricación, ni otros datos tales como el del artesano o el de su donante, detalle este último que intentaremos desvelar a renglón seguido. El instrumento muestra en su cintura las figuras en relieve de la Virgen María, San Pedro Apóstol, Cristo Crucificado y Santa Bárbara. En relación con la santa mártir – abogada ante las tormentas y los rayos – conviene señalar que se trata de una de las devociones que más se repite a la hora de plasmar su imagen sobre la superficie de las campanas, ostentando en este caso, los atributos que le son propios, la palma del martirio y la torre con tres ventanas, sobre la que se apoya. Por lo que se refiere al relieve que representa al que fue primer Papa de la Iglesia Católica – fácilmente reconocible por portar las llaves y el libro, tan característicos de su iconografía – su presencia podría ponerse en relación con el nombre del que pudo haber sido posible oferente, Pedro Russell. Por su parte, la imagen de la Virgen parece corresponderse con la advocación de Ntra. Sra. de la Cinta, pues aparece portando en unas de sus manos una especie de cinta o cíngulo, objeto que hace referencia al episodio en el que la Virgen María ofreció un cinta o correa a San Tomás, para persuadirle de su muerte y asunción. Separa a cada uno de estos cuatro bajorrelieves la silueta de un pino – en clara alusión al árbol que da nombre a la advocación de Ntra. Sra. del Pino – coronado por una figura alada, que creemos se corresponde con la figuración del Espíritu Santo.
Como hemos indicado, todo parece probar que la llegada de este instrumento, se debe a la iniciativa del comerciante de origen irlandés, Pedro Russell. De hecho, en el oficio celebrado por su alma en la Parroquia de Teror, el 18 de mayo de 1762, figura en calidad de donante de una campana pequeña que tiene todos los visos de corresponderse con la presente: «También trajo dicho señor don Pedro la campana que está en la torre, a la parte del Sur, que se dize la pequeña». Como resulta evidente y si admitimos la posibilidad antes apuntada, la pieza sería trasladada desde su antigua ubicación a la actual. No fue esta la única ocasión en la que Pedro Russell, en compañía de su hermano José, ofrendaron a la Patrona de Gran Canaria todo tipo de objetos suntuarios con los que dotar a la parroquia de Teror, pues en el mentado oficio celebrado por su alma, también figura el compromiso de los obsequiantes de costear las campanas para las ermitas de San Vicente Ferrer (Valleseco)[4] y de Ntra. Sra. de las Nieves (El Palmar, Teror)[5], obligación que desconocemos si fue llevada a efecto.
Detalle de la campana, ya desaparecida, que colgaba de las ramas del Pino Santo de Teror. Se trata de un dibujo atribuido a Tomás Marín de Cubas, fechado en torno al año 1682 (Autor de la foto: Fernando Cova del Pino. Propiedad: Biblioteca Pública Municipal Central de Santa Cruz de Tenerife)
Gustavo A. Trujillo Yánez
[1] Esta pieza fue traída a la Parroquia a expensas de don Diego Domínguez Silva. Fue fundida en Logroño en el año 1942, por la empresa familiar «Hijo de Benito Perea», de gran tradición en la fabricación de campanas.
[2] Así por ejemplo, la ermita del lugar de San Isidro, posee una campana procedente de Londres, fabricada en 1869, por la firma «J. Warner & Sons»; por su parte, los idiófonos de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, fueron adquiridos en 1923, mientras que los que luce la espadaña del monasterio del Cister, fueron traídos desde Londres en la década de los 80 del siglo XIX.
[3] Además de la mentada Campana de las horas, la torre amarilla contiene otras 3 piezas: el Esquilón, situado al Sur del campanario, fabricado en 1862; la Campana mediana, procedente de Sevilla, fundida en 1829 por «Juan Mª Acosta»; y la Campana grande, de la que no hemos podido averiguar ningún dato sobre el lugar de origen y cronología.
[4] Las campanas que hoy posee la iglesia del patrono de Valleseco, fueron fundidas en Barcelona por la empresa «Isidro Pallés e Hijo», en el 1866.
[5] No obstante, el instrumento que actualmente posee el recinto está fechado en 1816, figurando la siguiente inscripción «OTERO AÑO DE 1816».
No hay comentarios:
Publicar un comentario